jueves, 28 de noviembre de 2013

Plastisex ©


Ficha técnica
Tipo
Texto
Subtipo
Cuento
Fuente
Arreola, Juan José (1963). “Anuncio” en Confabulario. Booklet: Ciudad de México.  Pp 82-88.
Año
1963
Características generales
Idioma: Español
Objeto


Objeto:
Anuncio
Dondequiera que la presencia de la mujer es difícil, onerosa o perjudicial, ya sea en la alcoba del soltero, ya en el campo de concentración, el empleo de Plastisex©, es sumamente recomendable. El ejército y la marina, así como algunos directores de establecimientos penales y docentes, proporcionan a los reclusos el servicio de estas atractivas e higiénicas criaturas.

Ahora nos dirigimos a usted, dichoso o desafortunado en el amor. Le proponemos la mujer que ha soñado toda la vida: se maneja por medio de controles automáticos y está hecha de materiales sintéticos que reproducen a voluntad las características más superficiales o recónditas de la belleza femenina. Alta y delgada, menuda y redonda, rubia o morena, pelirroja o platinada: todas están en el mercado. Ponemos a su disposición un ejército de artistas plásticos, expertos en la cultura y el diseño, la pintura y el dibujo; hábiles artesanos del moldeado y el vaciado; técnicos en cibernética y electrónica, pueden desatar para usted una momia de la decimoctava dinastía o sacarle de la tina a la más rutilante estrella de cine, salpicada todavía por el agua y las sales del baño matinal.

Tenemos listas para ser enviadas todas las bellezas famosas del pasado y del presente, pero atendemos cualquier solicitud y fabricamos modelos especiales. Si los encantos de Madame Recamier no le bastan para olvidar a la que lo dejó plantado, envíenos fotografías, documentos, medidas, prendas de vestir y descripciones entusiastas. Ella quedará a sus órdenes mediante un tablero de controles no más difícil de manejar que los botones de un televisor.

Si usted quiere y dispone de recursos suficientes, ella puede tener ojos de esmeralda, de turquesa o de azabache legítimo, labios de coral o de rubí, dientes de perlas y... etcétera, etcétera. Nuestras damas son totalmente indeformables e inarrugables, conservan la suavidad de su tez y la turgencia de sus líneas, dicen que sí en todos los idiomas vivos y muertos de la tierra, cantan y se mueven al compás de los ritmos de moda. El rostro se presenta maquillado de acuerdo con los modelos originales, paro pueden hacerse toda clase de variantes, al gusto de cada quien, mediante los cosméticos apropiados.

La boca, las fosas nasales, la cara interna de los párpados y las demás regiones mucosas, están hechas con suavísima esponja saturada con sustancias nutritivas y estuosas, de viscosidad variable y con diferentes índices afrodisíacos y vitamínicos, extraídas de algas marinas y plantas medicinales. «Hay leche y miel bajo tu lengua...», dice el Cantar de los cantares. Usted puede emular los placeres de Salomón; haga una mixtura con leche de cabra y miel de avispas; llene con ella el depósito craneano de su Plastisex©, sazónela al oporto o al benedictine: sentirá que los ríos del paraíso fluyen a su boca en el largo beso alimenticio. (Hasta ahora, nos hemos reservado bajo patente el derecho de adaptar las glándulas mamarias como redomas de licor.)

Nuestras venus están garantizadas para un servicio perfecto de diez años -duración promedio de cualquier esposa-, salvo los casos en que sean sometidas a prácticas anormales de sadismo. Como en todas las de carne y hueso, su peso es rigurosamente específico y el noventa por ciento corresponde al agua que circula por las finísimas burbujas de su cuerpo esponjado, caldeada por un sistema venoso de calefacción eléctrica. Así se obtiene la ilusión perfecta del desplazamiento de los músculos bajo la piel, y el equilibrio hidrostático de las masas carnosas durante el movimiento. Cuando el termostato se lleva a un grado de temperatura febril, una tenue exudación salina aflora a la superficie cutánea. El agua no sólo cumple funciones físicas de plasticidad variable, sino también claramente fisiológicas e higiénicas: haciéndola fluir intensamente de dentro hacia fuera, asegura la limpieza rápida y completa de las Plastisex©.

Un armazón de magnesio, irrompible hasta en los más apasionados abrazos y finamente diseñado a partir del esqueleto humano, asegura con propiedad todos los movimientos y posiciones de la Plastisex©. Con un poco de práctica, se puede bailar, luchar, hacer ejercicios gimnásticos o acrobáticos y producir en su cuerpo reacciones de acogida o rechazo más o menos enérgicas. (Aunque sumisas, las Plastisex© son sumamente vigorosas, ya que están equipadas con un motor eléctrico de medio caballo de fuerza.)

Por lo que se refiere a la cabellera y demás vegetaciones pilosas, hemos logrado producir una fibra de acetato que tiene las características del pelaje femenino, y que lo supera en belleza, textura y elasticidad. ¿Es usted aficionado a los placeres del olfato? Sintonice entonces la escala de los olores. Desde el tenue aroma axilar hecho a base de sándalo y almizcle, hasta las más recias emanaciones de la mujer asoleada y deportiva: ácido butírico puro, o los más quintaesenciados productos de la perfumería moderna. Embriáguese a su gusto.

La gama olfativa se extiende naturalmente hasta el aliento, sí, porque nuestras venus respiran acompasada o agitadamente. Un regulador asegura la curva creciente de sus anhelos, desde el suspiro al gemido, mediante el ritmo controlable de sus canjes respiratorios. Automáticamente el corazón acompasa la fuerza y la velocidad de sus latidos...

En la rama de accesorios, la Plastisex© rivaliza en vestuario y ornato con el atuendo de las señoras más distinguidas. Desnuda, es sencillamente insuperable: púber o impúber, en la flor de la juventud o con todas las opulencias maduras del otoño, según el matiz peculiar de cada raza o mestizaje.

Para los amantes celosos, hemos superado el antiguo ideal del cinturón de castidad: un estuche de cuerpo entero que convierte a cada mujer en una fortaleza de acero inexpugnable. Y por lo que toca a la virginidad, cada Plastisex© va provista de un dispositivo que no puede violar más que usted mismo, el himen plástico que es un verdadero sello de garantía. Tan fiel al original, que al ser destruido se contrae sobre sí mismo y reproduce las excrecencias coralinas llamadas carúnculas mirtiformes.

Siguiendo la inflexible línea de ética comercial que nos hemos trazado, nos interesa denunciar los rumores, más o menos encubiertos, que algunos clientes neuróticos han hecho circular a propósito de nuestra venus. Se dice que hemos creado una mujer tan perfecta, que varios modelos, ardientemente amados por hombres solitarios, han quedado encinta y que otros sufren ciertos trastornos periódicos. Nada más falso. Aunque nuestro departamento de investigación trabaja a toda capacidad y con un presupuesto triplicado, no podemos jactamos todavía de haber librado a la mujer de tan graves servidumbres. Desgraciadamente, no es fácil desmentir con la misma energía la noticia publicada por un periódico irresponsable, acerca de que un joven inexperto murió asfixiado en brazos de una mujer de plástico. Sin negar la posibilidad de semejante accidente, afirmamos que sólo puede ocurrir en virtud de un imperdonable descuido.

El aspecto moral de nuestra industria ha sido hasta ahora insuficientemente interpretado. Junto a los sociólogos que nos alaban por haber asestado un duro golpe a la prostitución (en Marsella hay una casa a la que ya no podemos llamar de mala nota porque funciona exclusivamente a base de Plastisex©), hay otros que nos acusan de fomentar maniáticos afectados de infantilismo. Semejantes timoratos olvidan adrede las cualidades de nuestro invento, que lejos de limitarse al goce físico, asegura dilectos placeres intelectuales y estéticos a cada uno de los afortunados usuarios.

Como era de esperarse, las sectas religiosas han reaccionado de modo muy diverso ante el problema. Las iglesias más conservadoras siguen apoyando implacablemente el hábito de la abstinencia, y a lo sumo se limitan a calificar como pecado venial el que se comete en objeto inanimado (!). Pero una secta disidente de los mormones ha celebrado ya numerosos matrimonios entre progresistas caballeros humanos y encantadoras muñecas de material sintético. Aunque reservamos nuestra opinión acerca de esas uniones ilícitas para el vulgo, nos es muy grato participar que hasta el día de hoy todas han sido generalmente felices. Sólo en casos aislados algún esposo ha solicitado modificaciones o perfeccionamientos de detalle en su mujer, sin que se registre una sola sustitución que equivalga a divorcio. Es también frecuente el caso de clientes antiguamente casados que nos solicitan copias fieles de sus esposas (generalmente con algunos retoques), a fin de servirse de ellas sin traicionarlas en ocasiones de enfermedades graves o pasajeras, y durante ausencias prolongadas e involuntarias, que incluyen el abandono y la muerte.

Como objeto de goce, la Plastisex© debe ser empleada de modo mesurado y prudente, tal como la sabiduría popular aconseja respecto a nuestra compañera tradicional. Normalmente utilizado, su débito asegura la salud y el bienestar del hombre, cualquiera que sea su edad y complexión. Y por lo que se refiere a los gastos de inversión y mantenimiento, la Plastisex© se paga ella sola. Consume tanta electricidad como un refrigerador, se puede enchufar en cualquier contacto doméstico, y equipada con sus más valiosos aditamentos pronto resulta mucho más económica que una esposa común y corriente. Es inerte o activa, locuaz o silenciosa a voluntad, y se puede guardar en el closet.

Lejos de representar una amenaza para la sociedad, la venus Plastisex© resulta una aliada poderosa en la lucha por la restauración de los valores humanos. En vez de disminuirla engrandece y dignifica a la mujer, arrebatándole su papel de instrumento placentero, de sexófora, para emplear un término clásico. En lugar de mercancía deprimente, costosa o insalubre, nuestras prójimas se convertirán en seres capaces de desarrollar sus posibilidades creadoras hasta un alto grado de perfección.

Al popularizarse el uso de la Plastisex©, asistiremos a la eclosión del genio femenino, tan largamente esperada. Y las mujeres, libres ya de sus obligaciones tradicionalmente eróticas, instalarán para siempre en su belleza transitoria el puro reino del espíritu.






















Resumen:
Anuncio es un texto con forma de guión publicitario para vender Plastisex©. Uno podría imaginar que se pretendería leer en un comercial de radio o televisión, o en un evento de promoción.
Plastisex© es un producto que le promete a sus compradores ser  “la mujer que ha soñado toda la vida”. El target para su venta son, en realidad, todos los hombres: desde solteros y prisioneros de campos de concentración, hasta hombres casados de viaje o viudos.
Un “ejército de artistas plásticos, hábiles artesanos y técnicos en cibernética y electrónica” fabrica la Plastisex© a la medida de cada cliente. No sólo logran que físicamente pase por una mujer real, sino que son capaces de darle cualquier forma con cualquier característica de la belleza femenina. Además, pueden hacerlas hablar “todos los idiomas vivos y muertos de la tierra”, hacerlas cantar, bailar y capaces de proporcionar, también, “placeres intelectuales y estéticos”. Incluso, pueden darle sabor a sus besos y pechos.
En el texto se describe la vitalidad de la Plastisex© por medio de su temperatura, y la suavidad y desplazamiento de sus músculos y piel. Nos dice que tiene esqueleto como el de una mujer (Más resistente, por cierto), así como “vegetaciones pilosas”, olor, gemidos y respiración. Puede portar cualquier ropa y maquillaje que uno desee.
Por otra parte, la empresa ofrece varias prestaciones: garantía de diez años, estuche de cuerpo entero, así como virginidad exclusiva para el cliente. Además, son muy económicas, más que una esposa real, por ejemplo.
También, la empresa desmiente rumores de que alguna Plastisex© haya quedado embarazada, o que alguno de sus clientes haya muerto en brazos de una de ellas. Además indica que su producto ha desplazado a la prostitución en varias ciudades del mundo. Mientras que en algunas otras partes se han realizado matrimonios con ellas, ninguno de los cuales terminó en divorcio.
El anuncio termina diciendo que la Plastisex© en realidad va a liberar a las mujeres reales de sus “obligaciones tradicionalmente eróticas” para permitirles alcanzar su propia perfección.

Personajes:
El cliente [Pigmalión]: El texto indica que la fantasía que se vuelve realidad pertenece al cliente, quien indica las características de la “mujer de sus sueños” mediante “fotografías, documentos, medidas, prendas de vestir y descripciones entusiastas”. Como lo dice también, el cliente puede ser cualquier hombre, no importa si tuvo fortuna o no en el amor, sus gustos o estado marital; pareciera que el único requisito sería tener, de hecho, la fantasía de esa “mujer de sus sueños”.
Plastisex© [Galatea]: Es un producto en forma de la mujer ideal del cliente. Es manufacturada por artistas y expertos, quienes pueden realmente alcanzar la perfección deseada. El texto señala que se pueden variar propiedades tanto físicas como emocionales e intelectuales y, en general, parece indicar que sobrepasa en todo aspecto a una mujer real. Sin embargo, la única característica que no menciona es la posibilidad de que sea libre, se menciona que quedará a las órdenes del cliente “mediante un tablero de controles no más difícil de manejar que los botones de un televisor”.
El ejército de artistas plásticos, hábiles artesanos y técnicos en cibernética y electrónica. [Los fabricantes]: En este caso, no es el Amor ni Venus quien vivifica a la Galatea. El anuncio señala que la empresa cuenta con innumerables personas talentosas capaces de crear cualquier mujer, con cualesquiera características.

Análisis:
Me parece muy interesante que este texto plantee la posibilidad de una mujer perfecta artificial, acercándose a la genealogía de la historia de Pigmalión que estamos rastreando. Quisiera analizar los siguientes puntos con el fin de estudiar si Anuncio representa alguna versión que podamos incluir en dicha historia:
·         Plastisex© representa una fantasía que cobra vida.
·         ¿Quién es Pigmalión en ésta versión, de existir?
·         ¿Qué simetría existe entre los personajes que vivifican a Galatea en otras versiones y sus correspondientes en Anuncio?
·         “Anuncio” ocupa un lugar en la historia de Pigmalión
·         Hay una relación entre Ruby Sparks y Anuncio, que refleja algo de nuestra época.
En primer lugar, el texto es bastante claro en decir que Plastisex© es, de hecho, la mujer perfecta del cliente, proviene de su fantasía particular y, al parecer, está garantizado que la empresa es capaz de materializarla no importando qué características tenga. Hay aquí un eco con el Pigmalión de Ovidio, cuando menciona que “(Pigmalión) esculpió un marfil, y una forma le dio con la que ninguna mujer  nacer puede”.
Siguiendo esta cita, pareciera importante que Pigmalión hiciera (materialmente) a Galatea. Sin embargo, me parece que Anuncio cumple ésta condición puesto que el cliente está creando su fantasía al describírsela a la empresa; en ese sentido el cliente sí es el auténtico creador de su Plastisex©. En otros Pigmaliones ya se había permitido dicha concesión, por ejemplo en el caso de Ruby Sparks, o de los casos en que Galatea es una pintura; lo que crea Pigmalión es una imagen o una descripción; es decir, la fantasía. Materialmente no importa si Galatea es hecha por un arte divina, por azar, o si se encarna en una mujer real.
Vale la pena indicar, también, que el Pigmalión de Anuncio es cualquier hombre. Y no sólo en un sentido universal, sino también en el sentido masivo. Galatea se convierte, gracias a la mediación empresarial, en un producto de consumo. Es curioso, no obstante, que el texto tenga un constante tono despectivo hacia la mujer: al igual que el Pigmalión de Ovidio, Anuncio comienza situando a su Galatea como una alternativa a la “difícil, onerosa o perjudicial” presencia de la mujer. Otro hilo conductor parecería la mención de la temperatura de la Plastisex©, y de la sensación del desplazamiento de sus músculos bajo el tacto.
Así bien, el elemento que permite la vivificación de la fantasía en Anuncio es un “ejército de artistas plásticos, hábiles artesanos y técnicos en cibernética y electrónica”. Observamos, de primera mano, el factor artístico: en los otros Pigmaliones era muy frecuente que el creador de Galatea fuera un artista de algún tipo. Aquí los encontramos en primer lugar de la lista, pero en un lugar de empleados de una empresa; señalando que al arte, en nuestra época, como una actividad profesional más. Por otra parte están los hábiles artesanos, quienes son expertos en procesos industriales y, por último, los técnicos en cibernética y electrónica. Es relevante que, si Anuncio es una variante de Pigmalión actual, sea la cibernética y la electrónica las ciencias capaces de dar vida a una figura artificial. Esto permite, a mi parecer, un giro radical en la perspectiva de Pigmalión: El cliente está perfectamente consciente del proceso de vivificación que sufre su fantasía, no hay lugar para miedos sobre esferas divinas ni para miedos sobre enfermedades mentales. Pigmalión como consumidor tiene control, ya, sobre la vivificación misma.
Sobre éste último punto, me parece que hay un par de ajustes a la Galatea original que acentúan el carácter de dominación que tiene ésta historia: el de la exclusividad que tiene el cliente, Pigmalión, de hacer uso de su Plastisex©, con virginidad garantizada. Es decir, la Galatea convertida en producto de consumo cierra cualquier posibilidad de su liberación. No hay clientes insatisfechos, no ha habido (ni habrá) devoluciones.
Y, si tomamos el supuesto de que la historia de Pigmalión refleja el espíritu de las relaciones amorosas de cierta época, me parece que Anuncio sí ocupa un lugar en dicha genealogía, junto a Ruby Sparks. Ambas reflejan, creo yo, ese contagio que la vida de consumidores ha tenido sobre la forma en que vemos nuestras relaciones afectivas.[1] Para empezar, en ambos casos la fantasía se puede materializar únicamente mediante su conversión a una descripción. Es decir, la “mujer de nuestros sueños” debe poderse describir como una lista de atributos que deseamos, no puede vivificarse desde su estado de imagen puro. Galatea debe pasar por un tamiz en forma de lista de supermercado. Por otra parte, es fiel a ese espíritu del mercado actual de crear productos a la medida del cliente, “customizables” y, en el fondo, reflejando la relación absoluta de dominación del cliente sobre el producto. Según Bauman, en nuestra época buscamos relaciones con esas características también, es decir, buscamos una pareja que tenga ciertos atributos que nos parecen buenos, que podemos observar y comprobar y que, al final de cuentas, son sujetas de ser comparadas entre sí con el fin de maximizar nuestro beneficio propio. En tal caso, es evidente por qué la Plastisex© es la mujer perfecta, en tanto que con ella es posible tachar todos los atributos de la lista de compras.
Por los puntos anteriores, me parece que Anuncio sí forma parte de la genealogía de Pigmalión. Ruby Sparks plantea el problema contemporáneo de que el amor debe ser independiente para ambas partes, al mismo tiempo que busca compromiso y seguridad en el otro. Un problema fundamentando también en esa mentalidad de individuos autónomos que buscan maximizar su beneficio personal. Sin embargo, Anuncio, a diferencia de Ruby Sparks, sí parece plantear una solución: convertir a Galatea en un producto comercial. Sugiriendo, así, que la única solución posible para el sujeto consumista que desea tener relaciones interpersonales es la de convertir sus fantasías en productos.


[1] Esta idea está muy bien explicada en Amores líquidos, de Zygmunt Bauman.

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